NUESTRA NATURALEZA ORIGINAL Y NUESTRA NATURALEZA CAÍDA
Cambiarnos a nosotros mismos antes de poder cambiar el mundo
Este sermón "NUESTRA NATURALEZA ORIGINAL Y NUESTRA NATURALEZA CAÍDA" fue impartido en Montevideo en el año 2009, las diapositivas se pueden ver en este enlace:
https://www.slideshare.net/jeg....onzal/sermon-nuestra
Cuando Emanuel Swedenborg preguntó en cierta ocasión a maestros en el mundo espiritual sobre el cielo y el infierno, el famoso espiritualista y científico del siglo XVIII que visitó y exploró el mundo espiritual por casi 30 años, transcribió esta respuesta:
"Hay tres realidades básicas en el infierno, que son simplemente lo contrario de las realidades del cielo. Los aspectos básicos del infierno son tres amores o deseos: el deseo de gobernar o mandar motivado por la gloria personal, el deseo de tener lo que pertenece a otros debido al amor por las cosas del mundo, y el placer por las relaciones sexuales fuera del matrimonio".
"Las realidades básicas del cielo son los tres deseos o amores opuestos a ésos: el amor o deseo de gobernar motivado por el afán de ser útil, el querer tener bienes debido al deseo de ponerlos en un buen uso, y el placer en el verdadero amor matrimonial".
Como podemos ver, creamos el cielo y el infierno o la felicidad y la desdicha según el uso de nuestros amores y actitudes. Por tanto, tenemos la responsabilidad de realmente recuperar y mantener una actitud correcta sobre cuatro deseos originales, recibidos de nuestro Creador, para cumplir con el propósito de nuestras vidas.
La actitud apropiada para realizar estas aspiraciones consiste en usar todos nuestros logros para el bien y la felicidad de los demás. De lo contrario, nuestros deseos, ambición y esperanza enfocada sólo en nosotros mismos, desarrollan el egoísmo y la codicia. El ejercicio de la libertad sin estar en conformidad con la ley divina genera el libertinaje. El mal uso del amor se torna en lujuria. Nuestra dignidad y orgullo natural de ser hijos de Dios se transforma, cuando no vivimos centrados en Dios, en el "ego" lleno de vanidad y arrogancia. Si no usamos apropiadamente nuestros talentos, creatividad e ingenio para ayudar a los demás, a menudo se convierten en malicia.
El obispo ortodoxo griego, Kallistos Ware, lo expresó y analizó elocuentemente:
"Un aspecto esencial para resguardar el corazón es la guerra contra las pasiones.
Por pasión se entiende cualquier apetito o anhelo desordenado y compulsivo que violentamente toma posesión del alma como: enojo, celos, glotonería, avaricia, lujuria, orgullo y demás.
Nuestro objetivo no es eliminar las pasiones sino el dirigir su energía.
Convertir la rabia desenfrenada en la indignación virtuosa y justa, los celos rencorosos en el celo por la verdad, la lujuria sexual en una sexualidad sana (eros) que es pura en su fervor.
De esa forma, las pasiones no serán destruidas sino que serán purificadas, serán educadas y no erradicadas; se usarán positivamente y no negativamente.
Animamos a no suprimir las pasiones sino a transformarlas, canalizarlas, sublimarlas".
Ningún aspecto básico del carácter humano es esencialmente malo. El bien y el mal son un asunto de dirección. Cuando los deseos de nuestra naturaleza original están mal dirigidos originan nuestra "naturaleza caída", básicamente egoísmo. Por esta razón, las causas o raíces de nuestra mala conducta resultan ser la inversión de las principales fuerzas para la bondad, lo que nos muestra que incluso cada uno de los llamados “Pecados Capitales” esta enraizado en lo mas esencial de nuestra naturaleza original:
1. La lujuria está enraizada en el deseo por el sexo. Sin este deseo no podríamos consumar ni expresar el amor conyugal permanente de marido y esposa, el acto más sagrado del Universo por el que transmitimos la vida y el linaje.
2. La avaricia (codicia) está enraizada en el deseo de tener dominio sobre todas las cosas, que es una de las grandes bendiciones que Dios nos dio para llegar a ser los verdaderos señores de su Creación.
3. La gula (glotonería) está enraizada en el deseo por la comida, un deseo natural dado por Dios
4. La pereza esta enraizada en el deseo por el descanso, un deseo necesario y bueno que incluso está pedido por Dios.
5. La envidia está enraizada en el deseo de ser tan excelente como la persona más excelente. La envidia es la mala dirección y la tergiversación del deseo de ser la imagen de Dios.
6. La ira es una desviación del enfado y el enojo. Es natural estar enfadado cuando somos tratados con injusticia.
7. La soberbia es el falso orgullo o vanidad. Es natural estar orgulloso de nuestra dignidad como hijos de Dios, pero ese orgullo mal dirigido cuando no estamos en unidad con Dios se convierte en arrogancia.