Alexander Solonik.
Enlaces al canal de Historias sin Tiempo 👇👇👇
Video Jesse James ➡️ https://youtu.be/lnvhXwUwvRs
Video Billy the Kid ➡️ https://youtu.be/n9MCww3MkZU
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Alexander Solonik, conocido como "Sasha el Macedonio" o "Súper Asesino", se convirtió en un personaje espeluznante en las crónicas ilícitas de los años noventa.
Se destacó no solo por su baja estatura y físico atlético, sino también por su habilidad excepcional en el combate cuerpo a cuerpo y el uso de armas.
Su presencia intimidante, combinada con una habilidad notable para disparar con ambas manos, le valió una reputación que resonaba en los círculos criminales de la época.
Era tan audaz que, mientras estuvo tras las rejas, se enfrentó a hasta doce prisioneros al mismo tiempo, ganándose un respeto casi mítico entre sus compañeros reclusos.
Este es un delincuente que traspasó fronteras europeas y, al igual que sus víctimas, no vivió para conocer el nuevo milenio. Alexander Solonik, el “Súper Asesino”.
Alexander Viktorovich Solonik llegó al mundo un dieciséis de octubre de mil novecientos sesenta, en la ciudad de Kurgán, una urbe que no era exactamente el centro del universo. Ni siquiera figuraba mucho dentro de la Unión Soviética.
Por aquellos días, la planificación centralizada era el rey del espectáculo y la economía era un juego de malabares.
Básicamente, el gobierno hacía malabares con estadísticas mientras el pueblo se preguntaba si sería posible comer las tres veces al día.
La industrialización prometía un futuro brillante, pero en la práctica, era más como una lámpara de lava: todo movimiento y nada de sustancia.
La gente trabajaba duro, pero sus bolsillos seguían vacíos, como si el dinero se hubiera fugado a un paraíso fiscal que solo existía en la mente de los burócratas.
Su familia, como muchas otras, luchaba por sobrevivir en un entorno donde las aspiraciones eran tan comunes como las colas para conseguir pan.
Su padre era maquinista y su madre trabajaba como enfermera. Lo más seguro es que sus sueldos fueran insuficientes.
Probablemente, sus padres se despertaban cada mañana preguntándose si comerían lo mismo de toda la semana. En el comunismo, la escasez era la norma.