🔴 Los minutos del odio - 14 semana de 2025
Hoy más que nunca, en la intersección simbiótica de las contingencias osmóticas y el tejido reticular del porvenir sostenido, debemos redoblar nuestro compromiso con la ecofilosofía convergente del hacer colectivo. No es una cuestión de mera voluntad, sino de catalizar la entropía participativa hacia un vector de resonancia democrática en clave de reconfiguración multisituada.
Porque lo que está en juego no es el aquí o el ahora, sino la transustanciación del nosotros como ente coral en el pliegue cuántico del devenir comunitario. Hablamos, claro está, de una gobernanza que no solo se administre, sino que se autopoietice en un bucle afectivo de corresponsabilidad líquida y tecnopoética.
Rechazamos, sin ambages, el vaciamiento semántico del compromiso poliédrico, y en su lugar reivindicamos la reescritura holística del relato interespacial de lo común. Necesitamos habitar la escucha, modular la incertidumbre y abrazar la elasticidad crítica del marco convivencial. Porque si no somos capaces de orbitar nuestras disonancias con dignidad pluridimensional, ¿cómo vamos a cohabitar la epifanía tectónica del nuevo pacto sensorial?