A. VIVALDI «Filiae maestae Jerusalem» RV 638
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Publicado el 22/07/22 / En
Música
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(Español)
Hijas tristes de Jerusalén,
he aquí el Rey de todos,
su Rey herido
y coronado de espinas;
para limpiar las manchas del pecado
él fue hecho el Rey de los dolores.
He aquí que él pierde su vida
sobre la cruz amarga;
he aquí, mira, y no te aflijas por la cruz
sino por nosotros;
que nadie reprenda tus lágrimas
no, que todas las cosas inanimadas lloren contigo,
que todas las criaturas se lamenten.
Deja que los vientos guarden silencio,
deja que los campos se congelen,
las flores y las hojas no
estarán empapados con el agua que aman.
Con el rió muerto,
incluso la luna y el sol
serán privados de su propia luz.
Pero con sombras extendidas
el sol se ha oscurecido,
y el velo esta rasgado,
las mismas rocas están rotas,
¿y no rompe nuestros corazones la fuerza del dolor?
Pero si bien no podemos lamentarnos lo suficiente,
tú, buen Jesús, ten piedad de nosotros.