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La Vida comprendida desde la consciencia, es eterna. Un sumatorio de "existencias" en las que el Ser, siente la necesidad de la encarna en diferentes avatares que, enlazan en un mundo y realidad, para poder cumplir una plantilla existencial que fue acordada y diseñada, antes del ingreso.
Cada existencia a emprender como lo es ésta, tiene origen o punto alfa (nacimiento) y, un punto omega (muerte) para finalizar el período de tiempo lineal, que se estima tiene el propósito o misión del enlazado, bien se trate de un trabajo en particular o bien, lo sea colectivo.
@ Nacer es un hito, una frontera que da paso a que la "esfera de consciencia" del Ser Humano "creado" en el vientre materno, trascienda desde el universo amniótico donde fue concebido y, el universo de la realidad donde nos encontramos. Es un cambio de realidad temporal que arranca el tiempo de “Chronos” que da comienzo, a la existencia. En ella, el avatar tiene que descubrir quien es y para qué vino, pues, la memoria que contiene recuerdos de anteriores existencias, fue borrada (beso de los ángeles en el bebé que, según Los griegos antiguos, borra el recuerdo de vidas pasadas, las almas, antes de reencarnar, debían beber en el Leteo, uno de los ríos del Hades. Sus dulces aguas provocaban el olvido.) .
@ Morir, es el extremo opuesto o la omega, del hito que pone el punto y final a una existencia, cuyo umbral de paso significa un cambio de estado dimensional dónde, "transmigra la consciencia" para ubicarse en otro sujeto y realidad dimensional, dónde permanecerá hasta lograr el retorno de nuevo a casa.
El hito de nacer da paso a una nueva existencia y el hito de morir, da paso a la partida que hace que la que la Vida, sea un continuo cambio de escenarios.
Dice Thomas S. Elliot, dramaturgo, poeta y literato de U.S que:
“Merece la pena morir para descubrir lo que es la vida”
también se puede interpretar como he escuchado que :
“Uno no empieza a vivir, hasta que no acepta que a de morir”