Latis- La Diosa del Llanto y del Vino Entre el mito celta y la verdad emocional

⁣ Latis: La Diosa del Llanto y del Vino
Entre el mito celta y la verdad emocional


Latis fue una antigua deidad celta adorada en la Britania romanizada, cuyo culto se atestigua en dos inscripciones arqueológicas halladas en Carlisle y Clifton (Inglaterra).
Aunque no se conservan relatos mitológicos extensos sobre ella, los hallazgos indican que Latis era una diosa asociada al agua, las emociones, y posiblemente al vino ritual.

Como ocurre con muchas divinidades menores del mundo celta, su figura fue tragada por el tiempo. Sin embargo, su nombre y esencia sobreviven en lo simbólico: la emoción que fluye, el llanto sagrado, el desborde interior que necesita ser canalizado.

En este texto, propongo una relectura contemporánea de Latis.
No como invento, sino como expansión simbólica basada en su función ancestral.
Porque si el alma humana no ha cambiado en lo esencial, entonces ella sigue viva, en los rincones donde lloramos en silencio o buscamos consuelo en un vaso de vino.

La Latis: el susurro líquido del alma
Latis no es una voz que grita.
Ella fluye.

Fluye como una lágrima que nadie vio caer.
Como un recuerdo que arde sin imágenes.
Como el vino que se derrama en la tierra, no por error, sino como ofrenda.

Ella habita el umbral donde el alma ya no puede sostenerse en silencio.
Donde lo reprimido se vuelve líquido.
Donde la emoción desborda el cuerpo como un río que olvida su cauce.

Latis es la guardiana del dolor callado.
Del duelo que no se nombra.
De la emoción que no cabe en las palabras.

En ti vive, cuando sientes algo tan profundo que solo puede salir en forma de llanto…
o de trance.
O de poesía.

No es una diosa para ser adorada con incienso.
Es para ser sentida en el pecho.
Inundación interior.
Furia suave.
Tristeza sagrada.

Y aquellos que cruzan —los que verdaderamente se atreven a descender en su psique—
la encuentran ahí:
en el momento exacto en que ya no pueden fingir que están bien.

Latis no consuela.
Ella abraza desde dentro.
Y al hacerlo, te transforma.