Jugando con la Ignorancia del Goy.

La guerra es la mayor tragedia que se puede dar entre los seres humanos, y últimamente parece que no se habla de otra cosa. Pero las guerras no ocurren por casualidad. Para nuestra desgracia hay personas que se hacen de oro con la muerte, el sufrimiento y la destrucción; son personas tan ambiciosas que en cuanto alcanzan el poder son capaces de arrastrar al mundo a la guerra y al desastre con tal de enriquecerse ellos personalmente.

Esta clase de gente, o de gentuza según se mire, te dirán, con los ojos tristes y llorosos, que hacen todo lo posible por evitar la guerra, pero que la intransigencia del enemigo nos obliga a luchar, y que debemos prepararnos para lo peor. Pero es todo una farsa, porque los sinvergüenzas que declaran las guerras saben que no son ellos los que irán al campo de batalla a poner su vida en peligro, así que en verdad sus ojos no están ni tristes ni llorosos, lo que están es sedientos de ambición a costa de tu sangre; de tu sangre, sí; porque al que van a llevar a la guerra a jugarse el tipo es a ti.

En su cinismo, preferirán que vayas tú voluntariamente, sin tener que obligarte; y para ello utilizarán todos los medios de manipulación de masas a su alcance para convencerte de que el enemigo es una amenaza para tu propia seguridad y la de tu familia, la de tus amigos, tu país o cualquier otra cosa que se les ocurra. Porque siempre tiene que haber un enemigo para que esta manipulación funcione; y si el enemigo no es real, pues nos lo inventamos diciendo que tiene armas de destrucción masiva y santas pascuas.

Por supuesto, esos miserables no te dirán nunca la verdad, no vaya a ser que se te ocurra no ir a luchar por sus intereses: porque ellos quieren que tu derrames tu sangre, o pierdas un brazo, un ojo o una pierna para que ellos puedan usurpar el poder, o saquear los recursos de ese enemigo que no se quiere dejar robar. Te dirán: alístate y ve a la guerra, es tu deber; nosotros no vamos porque somos más importantes que tú, pero tu sí que irás porque eres el pringado que va a hacer que nosotros nos llenemos los bolsillos, digooo, tu eres la última esperanza de nuestra civilización para solucionar el irremediable caos al que nos conduce la intransigencia del enemigo.

Sorprendentemente, aunque tu sabes bien que no se te ha perdido nada en una guerra, aún así, te dicen que vayas... y tú vas: ¿por qué vas?; también sabes que el enemigo que tienes enfrente es gente anónima como tu, que tiene tus mismas ganas de poner su vida en peligro, es decir, ninguna; pero ellos también van a la guerra: ¿por qué? ¿por qué van los hombres a la guerra?