Una vivienda asentada sobre un terreno, con su clara inmovilidad, condiciona la vida justamente a ese enraizamiento. Genera la costumbre hacia el entorno, incluso crea una profunda adaptación, que con el transcurso del tiempo se va transformando en una aceptación pasiva ante el hecho inamovible de vivir en dicho espacio y lugar geográfico. La casa rodante permite romper con las raíces, al menos desde el aspecto físico. Mover el lugar cuando el mismo se transforma en hostil, es una enorme posibilidad de encontrar la ansiada paz que de otra forma, viviendo en una casa “normal” se convierte en una imposibilidad insalvable, salvo mudarse del lugar y arriesgarse a repetir la misma situación pero con otros protagonistas. Cambia el paisaje, pero el interior sigue siendo el mismo. Tu cama, tu baño, tu cocina, tu placard conteniendo tu ropa, etc. Pero hay un punto interesante de tocar, siempre anteponiendo gustos y deseos particulares, porque desde ya no puede considerarse lo que sigue una actitud “normal” dentro de los parámetros establecidos por las reglas sociales. Puedo hablar de mi caso particular, sin la intención de crear una generalización molesta. Sé que los rodanteros somos una minoría dentro del contexto social. Tal vez podríamos definirnos como los “nómades” dentro del estilo de vida que propone este modelo social. No somos ciudadanos, porque las ciudades para nosotros son conglomerados humanos “de paso”. Por dos motivos esenciales: porque buscamos la paz de los espacios abiertos y porque generalmente somos conminados por las autoridades de tránsito a desplazarnos de los lugares en donde generalmente intentamos detener nuestro vehículo. Cuanto más grande, más molesto se torna para el sistema de estacionamiento urbano. Entonces, buscamos en la soledad del campo, montaña, lago, o playa ese “lugar en el mundo” que nos cobije por un tiempo generalmente “determinado”. Porque la idea no es quedarse in eternum.
Shingeki no Kyojin (進撃の巨人 Lit. "Titán de Ataque"?), también conocida en países de habla hispana como Ataque a los titanes y Ataque de los titanes, n. 11 es una serie de manga japonesa escrita e ilustrada por Hajime Isayama. El manga se publicó en septiembre de 2009 en la revista Bessatsu Shōnen Magazine de la editorial Kōdansha, la cual era difundida de forma mensual, con un total de 139 capítulos hasta abril de 2021, y que terminó su historia después de casi doce años.
La historia se desarrolla en un mundo ficticio que está al borde de la extinción humana a causa de titanes que devoran personas. En ella, una concentración de sobrevivientes se resguarda por tres enormes murallas que protege el acceso a los monstruos. La trama gira en torno a Eren Jaeger quien junto a sus amigos de la infancia, deciden unirse al «Ejército de las murallas» con el objetivo de vengar la muerte de su madre y detener la destrucción de la ciudad por los titanes. (Wiki)
La UNIVERSIDAD DEL AGUA DE MAR, continúa labores. Laureano Domínguez se refiere a propuestas concretas relacionadas con paisajismo, agricultura y más, que presentará próximamente en Venecia, en el marco del ACUAMUR el encuentro mundial del agua, a realizarse del 20 al 25 de marzo.
Judas traicionó a Jesucristo por 30 monedas de plata. 2000 años más tarde, una de ellas aparece en un pueblo remoto de España, desencadenando una serie de fuerzas sobrenaturales que amenazan con destapar secretos del Vaticano y aniquilar a la raza humana. En medio de todo estará el padre Vergara, un exorcista, boxeador y ex convicto exiliado en una parroquia del pequeño pueblo donde aparece la moneda. Vergara quiere olvidar y ser olvidado, pero sus enemigos lo encontrarán muy pronto... Cuando Vergara es relacionado con una serie de fenómenos paranormales ocurridos en el pueblo, Paco, el ingenuo alcalde, y Elena, una inquieta veterinaria, tratarán de desvelar los secretos de su pasado y el significado de la antigua moneda que Vergara mantiene oculta.
Este es parte del comentario que Fabián hace. Pero aquí en DDLA tenemos otra visión de la muerte, puesto que no existe y solo es un tránsito hacia otro estado donde la consciencia es acumulativa, no así la inconsciencia, pero el juego de la existencia sería descubrir que así es. "¿Por qué vivir, si vamos a morir?
Esta fue una pregunta clave para Albert Camus, un apuesto filósofo francés ganador del Premio Nobel. Camus creía que la muerte le roba el significado a la vida: ¿de qué sirve vivir si todo lo que nos espera es una tumba fría e infestada de gusanos? Camus encontró su respuesta al sinsentido de la vida en una aceptación tenaz e inmutable de nuestra lamentable condición. Vamos a morir, y no hay nada que podamos hacer para cambiar eso, así que en el lugar de revolcarnos en la angustia por nuestra situación, ¿por qué no simplemente aceptarlo? Esta aceptación es una forma de rebelión contra la impotencia despiadada de la existencia: voy a morir, pero que te den, lo aceptaré de todos modos."