La piedra SAGRADA de Savassona.
Descubre los rituales de muerte de la piedra sagrada, bienvenidos a savassona!! En el centro de la comarca catalana de Osona, entre los pantanos de Sau y Susqueda, al norte, y la ciudad de Vic, al sur, se encuentra Savassona, uno de los enclaves más enigmáticos de la España mágica, integrado en el espacio natural de les Guilleries-Savassona, en donde gravitan las más herméticas fuerzas fruto de una superposición cultural que ahonda sus raíces en la Protohistoria. Una visita a este enigmático lugar le aportará extrañas sensaciones que superan los límites del tiempo y el espacio.Savassona es una pequeño agregado de Tavèrnoles, propiedad privada, perteneciente al conde de Savassona, constituido por un par de masías y una iglesia, románica, del siglo XI, aunque su fachada fue modificada tras el desolador terremoto del siglo XV; se trata de la iglesia del antiguo castillo de Savassona, del que únicamente restan fragmentos de lienzos de muralla, y nada de las tétricas mazmorras subterráneas en las cuales, según cuenta la leyenda, estuvo preso el temible bandolero catalán Joan de Serrallonga (s. XVII), antes de ser conducido a la Ciudad Condal, donde fue ejecutado públicamente. Todo ello, a la derecha de la carretera; sin embargo, lo que sin duda llamará la atención del viajero se encuentra enfrente.Dejamos el vehículo aparcado bajo unos árboles y nos disponemos, botas de montaña y bordón en mano, a penetrar en el frondoso bosque de robles y pinos, que se extiende junto a la calzada izquierda de la carretera. Las huellas arqueológicas no tardan en aparecer: un importante castro celta, en cuyas paredes, habitaciones y silos, todavía sin excavar, dormita un sueño de 25 siglos de historia. El camino, flanqueado por una tupida alfombra de helechos y líquenes ya fosilizados por el tiempo, parece conducirnos, seguidamente, a un mundo más próximo al Más Allá, y un silencio sepulcral invade el aire que respiramos. En el seno de ese extraño bosque, según narran con estupor los naturales de la región, viven brujas y demonios, porque durante las noches de luna llena y, sobre todo, en los solsticios –mantienen los campesinos de la zona-, se oyen ruidosas fiestas y fuegos extraños, a modo de mágicos aquelarres. La verdad es que la atmósfera, aún en pleno día, no puede ser más idónea; incluso los nebulosos atardeceres, que tamizan de tonos violáceos la espesura del bosque, habituales en el lugar, dada la terrible humedad reinante a consecuencia de la proximidad del río Ter y el embalse de Sau, favorece el escenario onírico de ese enclave encantado.