COMUNISMO - SUBVERSIÓN IDEOLÓGICA
Yuri Bezmenov se hizo muy popular hace 40 años, cuando habló abiertamente sobre los métodos de guerra política e ideológica contra EE UU. Las historias de Bezmenov sobre los métodos del antiguo KGB para someter a otros países, conocidos como “subversión ideológica”, provocaron un gran interés entre la sociedad estadounidense, la CIA y los especialistas en seguridad nacional a finales de los años 80.
Esta guerra psicológica o PSYOPS dirigida por los comunistas, tiene como objetivo convencer a la gente del estado enemigo de que todas las decisiones, que de hecho se toman en desventaja, se hacen desde la aceptación y por propia voluntad. La tarea del KGB era convertirlos en “una masa homogeneizada de idiotas útiles y unidos”.
Bezmenov nombró cuatro etapas de este proceso. La primera es la “desmoralización”. Se necesitan 15-20 años para desmoralizar a la nación, lo suficiente para “educar” a una generación de estudiantes del país, exponerlos a la ideología subversiva y difundir ideas marxistas entre ellos, en definitiva, radicalizarlos. Los agentes de influencia, las organizaciones y movimientos públicos secretamente apoyados por los soviéticos deben promover falsos héroes y modelos de conducta en la sociedad así como eliminar la columna vertebral espiritual del país: la religión. Se trata de comercializarla y politizarla, eliminar su carácter sagrado y convertirla en una especie de entretenimiento, etc.
La segunda etapa de la subversión ideológica, es la llamada “desestabilización”, que se prevé que dure de dos a cinco años. En esta fase los institutos internos del país que se ha convertido en objetivo pasan a ser controlados por las masas de jóvenes “educados” con opiniones radicales, que introducen una profunda crisis en la vida política, económica y social del país. El estado se ve obligado a convertirse en una especie de Gran Hermano, que acumula todo el poder en sus manos, eliminando los valores tradicionales estadounidenses, como la libertad o la “división de poderes”. La política exterior del estado objetivo se ve paralizada por el internacionalismo y el aislacionismo, lo que no le deja otra opción que mejorar sus relaciones con paises comunistas (antes la URSS, ahora China).
La tercera etapa es la “crisis” y solo llevará varios meses emprenderla. En esta fase los radicales y los agentes comunistas “durmientes” tratan de “tomar el poder de la manera más rápida y despiadada posible”. Si las dos etapas anteriores de la subversión han sido completadas con éxito para ese momento, la mayoría de los estadounidenses estarán tan confundidos que incluso pueden dar la bienvenida a nuevos líderes “fuertes” que “saben cómo hablar con los comunistas". El cambio de poder, dice Bezmenov, puede entonces lograrse mediante una guerra civil y la intervención comunista ni siquiera es necesaria.
Durante la fase final o “normalización” - personal comunista denominados ahora como “amigos” caminarían por las calles de las ciudades estadounidenses trabajando junto con los soldados estadounidenses para “restaurar la ley y el orden”. Los antiguos revolucionarios, que tomaron el poder, ya no serían necesarios y serían enviados a prisión o ejecutados. “Los 'idiotas útiles' habrán completado su trabajo…” El país estaría así completamente bajo control comunista y se uniría al club de China, Venezuela, Cuba o Corea del Norte.