Psicología de la posible evolución del hombre - Cuarta conferencia
...ya tenemos demasiados malos rasgos como somos, y nuestras probabilidades son muy pequeñas aun sin los complejos. Volviendo ahora a la cuestión del trabajo sobre nosotros mismos, debemos preguntarnos cuáles son realmente nuestras probabilidades. Debemos descubrir en nosotros mismos las funciones y las
manifestaciones que hasta cierto punto podemos controlar, y debemos ejercitar ese control, tratando de
aumentarlo tanto como nos sea posible. Por ejemplo, tenemos cierto control sobre nuestros movimientos, y en
muchas escuelas, particularmente en el Oriente, el trabajo sobre uno mismo comienza adquiriendo tanto control sobre nuestros movimientos como sea posible. Pero esto requiere entrenamiento especial, muchísimo tiempo, y el estudio de ejercicios muy elaborados. Bajo las condiciones de la vida moderna tenemos más control sobre nuestros pensamientos, y en relación con esto existe un método especial que nos permite trabajar en el desarrollo de nuestra conciencia usando el instrumento que mejor obedece a nuestra voluntad; es decir, nuestra mente, o nuestro centro intelectual. Para comprender más claramente lo que voy a decir, deben tratar de recordar que no tenemos control sobre nuestra conciencia. Cuando dije que podemos llegar a ser más conscientes, o que por un momento se le puede hacer consciente a un hombre al preguntarle simplemente si está consciente o no, usé la palabra "consciente" o "conciencia" en un sentido relativo. Hay muchos grados de conciencia y cada mayor grado de conciencia significa "conciencia" en relación con un grado menor.
Pero si no tenemos control sobre la misma conciencia, sí tenemos cierto control sobre nuestro pensar en la conciencia. Lo que quiero decir es que dando a nuestros pensamientos la dirección que ellos tendrían en un momento de conciencia, podemos inducirla de esta manera. Traten ahora de formular lo que notaron cuando trataron de observarse. Notaron tres cosas. Primero, que no se recuerdan a sí mismos; es decir, que no se percatan de sí mismos en el momento en que tratan de observarse. Segundo, que la observación se hace difícil por el incesante flujo de pensamientos, imágenes, ecos de conversaciones, fragmentos de emociones, que fluyen por su mente y muy a menudo distraen su atención de la observación. Y tercero, que desde el momento en que comienzan a observarse, algo en ustedes desata la imaginación, y que la observación de uno mismo, si realmente la tratan, es una lucha constante contra la imaginación. Ahora bien, éste es el punto principal en el trabajo sobre sí mismo. Si uno se da cuenta de que todas las dificultades en el trabajo dependen del hecho de que uno no puede recordarse a sí mismo, uno ya sabe lo que tiene que hacer. Uno debe tratar de recordarse a sí mismo. Para hacer esto se debe luchar contra los pensamientos mecánicos, y se debe luchar contra la imaginación. Si uno hace esto en forma concienzuda y persistente, verá los resultados en un tiempo relativamente corto. Pero no se debe pensar que es fácil ni que se puede dominar esta práctica de inmediato.
El recuerdo de sí, como se le llama, es muy difícil de aprender a practicar. No debe estar basado en la expectativa de resultados, de lo contrario uno se puede identificar con sus esfuerzos. Debe basarse en el darse
cuenta de que no nos recordamos a nosotros mismos, pero que al mismo tiempo podemos recordarnos a
nosotros mismos, si lo tratamos con suficiente persistencia y de manera apropiada.
No podemos llegar a ser conscientes a voluntad, en el momento en que lo queramos, porque no tenemos
dominio sobre nuestros estados de conciencia. Pero podemos recordarnos a nosotros mismos, por un corto
período, a voluntad, porque tenemos cierto dominio sobre nuestros pensamientos. Y si comenzamos recordándonos a nosotros mismos, mediante una construcción especial de nuestros pensamientos -es decir, dándonos cuenta de que no nos recordamos a nosotros mismos, de que nadie se recuerda a sí mismo, y dándonos cuenta de todo lo que esto significa- esto nos llevará a la conciencia. Ustedes deben recordar que hemos encontrado el punto débil en el muro de nuestra mecanicidad. Este es el conocimiento de que no nos recordamos a nosotros mismos; y el habernos dado cuenta de que podemos tratar de hacerlo. Hasta este momento nuestra tarea sólo ha sido el estudio de sí. Ahora, con la comprensión de la necesidad de un cambio real en nosotros mismos, el trabajo comienza. Más adelante aprenderán que la práctica del recuerdo de sí, conectada con la observación de sí, y con la lucha contra la imaginación, no sólo tiene un significado psicológico sino que también cambia la parte más sutilde nuestro metabolismo y que produce efectos químicos, o quizá sea mejor decir alquímicos, en nuestro cuerpo. De esta manera hoy, partiendo de la psicología, hemos llegado a la alquimia; es decir, a la idea de la transformación de los elementos groseros en otros más finos.