El abominable culto a Móloc en Jerusalén

El culto a Móloc (Moloch, Molech o Molej), un dios de Canaán que exigía sacrificios de niños, se popularizó en el reino de Judá durante la época del rey Menashé (Manasés). Bebés recién nacidos eran sacrificados en un altar colocado en el valle de Hinom, en Jerusalén.

El pueblo de Israel había caído en la peor de las idolatrías y el profeta Jeremías, furioso, condenó radicalmente estas prácticas abominables y terroríficas.

A pocos metros del valle de Hinom, en un lugar llamado Katef Hinom, se encontraron restos arqueológicos en una tumba judía de hace 2600 años que demuestran el abandono de la idolatría por parte del pueblo de Israel durante el reinado de Yoshiahu (Josías), el nieto de Menashé. Sin embargo, ya era demasiado tarde: el fatídico destino de Jerusalén estaba escrito.

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