Beethoven: Sonata No.17 in D Menor, "Tempest" (Korstick, Grimaud, Lewis)
The Tempest Sonata es una de esas hazañas locas de genio compositivo cuya pura artesanía es indetectable porque es muy emocionalmente convincente desde la primera escucha. Pero no hay nada de malo en enumerar brevemente lo que lo hace tan extraordinario, supongo.
En el primer movimiento, casi todo se construye a partir de la primera línea de música: los motivos de un arpegio, escala y giro. Es casi imposible dejar de escuchar una vez que sabes que están allí, y es un nivel de integración de motivos que representa la perfección de la técnica que desarrolló Haydn. También está el uso increíblemente dramático de pasajes largos (desarrollados) similares a recitativos en contraste con pasajes de intensidad abrasadora, y la introducción de material nuevo maravillosamente oscuro en la recapitulación. El segundo movimiento es irrazonablemente hermoso, y el famoso tercero presenta algunas de las modulaciones más hermosas jamás puestas en papel. Nótese también cómo el movimiento dramático ocurre no en la figuración (casi inmutable), sino en la armonía, donde la turbulencia y la inquietud a menudo son seguidas por períodos *muy* largos de extasis armónica total [p. ej., 23:21], generalmente como un dominante preparación.