Castel del Monte.

Si unes el circulo con el cuadrado, comprenderas el mensaje oculto de este castillo! En la provincia italiana de Barletta, en el centro de la región de la Puglia, y a 18 km de la ciudad de Andria, se encuentra una de las fortalezas más esotéricas de Europa: Castel del Monte; castillo de planta octogonal, rodeado por ocho torres igualmente octogonales, construido a mediados del siglo XIII, a iniciativa del emperador alemán Federico II de Suabia, singular edificio del mayor interés, en todos los sentidos.Pero antes que nada, queremos desvelar la figura de Federico II. Nieto del emperador alemán Federico I Barbarroja, hijo de la reina Constanza de Sicilia y del emperador Enrique VI Hohenstaufen, Federico fue nombrado rey de los germanos con sólo dos años, del Reino de Sicilia, Chipre y Jerusalén un año más tarde y, finalmente, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico a los veintiséis años, convirtiéndose de inmediato en uno de los hombres más poderosos de Europa.Era tal su cultura e interés por las ciencias y las artes, que fue llamado “Stupor Mundi” (asombro o faro del mundo), pero también el “Anticristo”, por sus desavenencias con la Iglesia, auspiciadas por las envidias, y por los estrechos vínculos que este emperador, por encima de la religión, estableció con los sultanes de Egipto y Túnez, lo cual no estaba bien visto por la Iglesia oficial, y el pontífice Inocencio IV lo excomulgó; Federico II Hohenstaufen, lejos de abatirse, no dudó en desafiar al papa.Federico II hablaba nueve idiomas; en su corte había todo tipo de personajes (matemáticos, médicos, artistas, poetas, astrólogos, magos…); además, mantuvo correspondencia con grandes eruditos de las tres culturas; entre los cuales, Leonardo de Pisa –conocido como “Fibonacci”-, el matemático italiano que difundió en Occidente los conocimientos científicos del mundo árabe, y descubridor de la célebre secuencia que lleva su nombre, estrechamente relacionada con la concepción áurea (número de oro). El propio emperador, verdadero intelectual, demostró, además, un notable talento literario, pues era filósofo, fue autor de numerosos poemas y escribió un célebre tratado de cetrería; además, interesado por la formación docente de los jóvenes, en 1224 fundó la Universidad de Nápoles, considerada la más antigua Universidad laica y estatal del mundo.