Se la vio flotando en el cielo, por encima de las nubes. Poderosa. Enorme. Inquietante. Misteriosa. Sobrenatural. Pero, por sobre todos los adjetivos, bella... Bellísima.
Durante milenios, su imponente imagen fue considerada como una manifestación podríamos decir divina, algo sobrenatural y supra físico.
El CIELO de los católicos no es ni más ni menos que la visualización de nuestra nave por parte de quienes eran contactados, pocas veces por casualidad, las más con la intencionalidad de crear una realidad mágica. Y el efecto siempre resultó.