Los símbolos han acompañado desde los primeros tiempos al ser humano. Ya desde el Paleolítico, el ser humano pintaba en las cavernas símbolos que tenían un sentido trascendente, más allá de de un tema meramente artístico o decorativo.
Vinimos a vivir una experiencia completamente humana. Y, ¿sabes qué? No hay humanidad sin dolor. Nadie puede trascender la limitación humana negando o escapando de esa parte incómoda de la experiencia.