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𝐄𝐋 𝐍𝐮̀𝐌𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐍𝐎𝐌𝐁𝐑𝐄 - 𝐄𝐋 𝐇𝐈𝐉𝐎 (𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 12)

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Publié le 25/06/25 / Dans Comédie

“EL NÚMERO DE SU NOMBRE”
por Pampa Fillol (https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid0PduPJpEcXbwYvvtmqDt15u2TEt1gcG3GH3zd5pQ8Hi2CzYij9J5Lp63h7rgCUFWzl&id=625589741164291)

CAPÍTULO 12: EL HIJO

"Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena" (Marcos 16:9).

Podría haber escogido a uno de sus Apóstoles para aparecérsele primero, o a su madre, o a un amigo, o a alguno de sus hermanos o hermanas. De toda la gente que tenía para elegir, Jesús eligió a María Magdalena.

¿Por qué?

Probablemente porque era su mujer. Y también, quizás, por algo más.

A su vez, María Magdalena le ruega que se quede con ella cuando él se le aparece, a lo que Jesús responde "no me retengas" (Juan 20:17).

¿Por qué razón quería retenerlo María Magdalena?

Probablemente porque era su mujer. Y también, quizás, por algo más.

En la escena de la crucifixión descripta por Juan en su Evangelio, hay una frase cuya interpretación correcta tal vez no sea la que logró instalar la Iglesia del bando ganador.

"Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena" (Juan 19:25).

"Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús dijo: «Mujer, ahí tienes a tu hijo»" (Juan 19:26).

En el primero de estos dos versículos, Juan enumera a los actores de la escena que está retratando. Son tres mujeres:
1- María
2- la hermana de María
3- María Magdalena

Punto y aparte. Nadie más está junto a la cruz de Jesús, en este cuadro que pinta Juan en su Evangelio.

En el segundo de esos dos versículos, Juan vuelve a referirse a dos de los actores mencionados en el primero. Nombra a la madre, y luego, para no repetir el nombre de María Magdalena, en un recurso literario perfectamente válido, a fin de evitar duplicaciones que volverían monótono el texto, alude a ella como "el discípulo a quien él amaba".

Nada ha cambiado. En la escena siguen estando María, la hermana de María y María Magdalena. Nadie más.

La única diferencia es que, para lo que sucederá en el segundo versículo, Juan deja de lado a la hermana de María, y enfoca la narración en María y María Magdalena.

Lo que sucederá es que Jesús hablará, y Juan está diciendo que esa locución irá dirigida a una de las dos personas en las que ahora la narración está enfocada.

Frente a ellas dos, Jesús dice: "Mujer, ahí tienes a tu hijo", o "he ahí a tu hijo", en Biblias más antiguas.

La Iglesia del bando ganador instaló la idea de que Jesús está diciéndole esa frase a su madre, y que el término "hijo" alude al Apóstol Juan, quien habría surgido en la escena gracias al argumento de que Juan era "el discípulo a quien él amaba".

Sin embargo, si "el discípulo a quien él amaba" no era Juan, sino María Magdalena --ver capítulo anterior de este libro--, entonces no hay forma de que Jesús esté aludiendo a Juan en "ahí tienes a tu hijo", porque Juan no figura en el relato.

Además, la idea de promover una buena relación entre su madre y uno de sus Apóstoles, aunque suene bonito, no luce como algo tan trascendental como para que Jesús, tal vez el hombre más importante en la historia de la humanidad, se ocupe de ello en el momento en que está dejando sus últimos mensajes al mundo.

Pero quedémonos con el hecho de que Juan no se incluyó a sí mismo en este episodio. No era un autor con tendencias autorreferenciales, y mucho menos hablaría de sí mismo como "el discípulo a quien él amaba".

Sin Juan, no hay más varones que Jesús en la escena. Jesús y tres mujeres. ¿A quién alude entonces Jesús, cuando dice "ahí tienes a tu hijo"?

Podría estar refiriéndose a él mismo, cierto. Podría estar diciéndole a su madre "he ahí a tu hijo", en alusión a sí mismo, lo cual también suena bonito, pero nuevamente no luce como una información novedosa para dar a conocer en un momento tan crucial.

El enigma se disipa si en lugar de dar por sentado que está hablándole a su madre, uno se abre la posibilidad de que esté hablándole al otro sujeto del versículo en cuestión: "Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús dijo: «Mujer, ahí tienes a tu hijo»".

Si le está hablando al discípulo a quien él amaba, si esa frase "mujer, ahí tienes a tu hijo" va dirigida a María Magdalena, de pronto todas las incongruencias quedan resueltas.

"Mujer, ahí tienes a tu hijo".

Probablemente nadie, ni la propia María Magdalena, supiera que ella estaba embarazada. Sólo Jesús, y se lo está anunciando a su mujer antes de irse.
Ahora sí se resuelve la falta de otro varón en la escena. Y ahora sí tenemos una información valiosa, una novedad trascendental, digna de ser compartida en el momento cúlmine.

"Mujer, ahí tienes a tu hijo".

Jesús se despide, pero deja una parte de él.

Y entonces tiene sentido que María Magdalena lo busque desconsolada en el sepulcro, y que cuando lo ve reaparecer le implore que se quede. La está dejando con una vida en su vientre.

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