Medio siglo antes del nacimiento de Cristo, Roma se ha convertido en la ciudad más poderosa del mundo, una metrópolis cosmopolita con un millón de personas y epicentro de un Imperio en extensión. Fundada sobre los principios del poder compartido y la feroz competencia personal, la República fue creada para impedir a cualquier hombre conseguir un poder absoluto. Es una sociedad donde los soldados pueden ascender por encima de los plebeyos para convertirse en héroes y aún en líderes de la República. Pero cuando la clase dirigente se hizo extravagante y rica, las instituciones se desmoronaron desgastadas por la corrupción y el exceso, y los viejos valores de disciplina espartana y unidad social cedieron ante un gran abismo entre clases.
Imágenes históricas del Golpe de Estado y de las primeras masacres perpetradas por el régimen fascista de Kiev.
La población de Donbás es víctima de Genocidio desde hace 8 años. Occidente impuso el silencio mediático sobre 14.000 víctimas porque el Genocidio es perpetrado por uno de los regímenes marionetas de EEUU.
La guerra empezó en 2014, a partir del Golpe de Estado en Kiev, instigado por EEUU y la UE: el régimen filonazi ucraniano lleva 8 años bombardeando Donbás, persiguiendo encarnizadamente a sindicalistas, a comunistas, a las organizaciones de la clase trabajadora ucraniana. El régimen ucronazi promulgó leyes de discriminación étnica y perpetra exterminio político además de exterminio contra la etnia rusa.
🔻 La guerra lleva años, pero los medios occidentales dicen que empezó recién cuando Rusia decidió frenar el genocidio que el régimen de Kiev perpetra contra Donbás, desnazificar Ucrania y frenar el asedio militar de la OTAN.
Estoy observando una sociedad enferma y con pocas ganas de curarse. La utopía desentona ante la inercia galopante que nos corroe. Estamos quejosos... total, qué importa... la cuestión es manifestarse y ser un eslabón más en la cadena de sufridos habitantes de este naufragio llamado SOCIEDAD. Desde el preciso instante en que asomamos a este mundo comenzamos una larga carrera hacia el posicionamiento más favorable. Siendo bebés, ya logramos dominar a mamá y a papá con llantos y berrinches, a sabiendas que obtendremos el objetivo deseado: una teta, upa, el chiche que se nos cayó y un interminable etcétera. Sin pretender hilar muy fino, podríamos decir que la naturaleza humana nos provee de estas virtudes y nosotros, ni lerdos y perezosos, hacemos uso de ellas con placer y, en muchos casos, abusivamente. Nuestro crecimiento va engrosando la lista de actitudes propias del “esto es mío”, “yo llegué primero”, “no te metas conmigo”, “soy mejor que vos” y un rosario de ejemplos que puede seguir prolongándose hasta el hartazgo. El competir antes que el compartir es un lema ya impuesto y aceptado con absoluta naturalidad.